Hay roles en la vida que simplemente son maravillosos cuando se viven desde el amor, la responsabilidad y entrega. El papel del padre es infinitamente trascendente en la vida de una hija y de un hijo, mucho más de lo que se divulga. En este instante, solo imagina, desde tu vivencia o tus más grandes deseos ¿Qué despertaría o movería en ti la experiencia de tu paternidad?, ¿qué te gustaría que tu hija o hijo supieran que te inspiran, inspiraron o crees que te inspirarían si fueras papá?, ¿y si les escribieras?, ¿y si escribieras una carta con lo que conoces con tu historia, como si fuera contada desde tu padre?
Si yo fuera papá … tus risas transformarían mis miedos y borrarían mi cansancio, tu llanto impulsaría mi valentía y desde antes que alguien me avisara de tu llegada al mundo, sería yo quien daría la noticia a tu mamá que pronto estarás con nosotros y escucharía una canción tan alegre como “Volare” ...
Si yo fuera papá … me gustaría que tus manos tomaran las mías cuando entrenas tus primeros pasos y cuando de andar un camino nuevo quisieras compartirlo conmigo; quitar las ruedas de tu primera bicicleta y estar a tu lado mientras le dominas con equilibrio y sin ayuda; verte dibujar y aprender los números y letras, contarte los primeros cuentos y escuchar tus historias.
Si yo fuera papá … celebraría verte crecer, orientarte y explicar lo que se experimenta en el cuerpo adolescente, seguirían presentes las faenas, los límites, las responsabilidades y el respeto; permanecería insistiendo en tu crecimiento espiritual, aunque tus ojos quisieran fulminarme con la mirada, no bajaría la guardia porque mi amor por ti seguiría tan grande como al principio.
Si yo fuera papá … sería tu copiloto, quien te diera tus primeras clases de manejo y recorriera los primeros kilómetros de muchos a tu lado; te llevaría a tus primeros conciertos; leería a la luz de una lámpara en tu compañía, compartiríamos nuestras lecturas, jugaríamos ajedrez, escucharíamos música y aceptaría que más tarde acompañarás a alguien más.
Si yo fuera papá … tendría que aceptar que has crecido y que comienzas a caminar tus propios caminos, que ya no te estaría acompañando porque preferirás otros viajeros cerca de ti, pero me gustará conocerlos y recibir fotografías, mensajes, conocer de sus travesías.
Si yo fuera papá … sería feliz viéndote y sabiéndote feliz, conociendo y compartiendo tus logros; viviría aprendiendo a respetar tus elecciones, aunque a veces opinara diferente; admiraría quien eres y lo que eres, viendo y sabiendo que tu integridad y la de quienes te rodean se conservan con entereza.
Si yo fuera papá … pediría sabiduría para entenderte; frenar y soltar a tiempo para no hacerte inútil; fortaleza para estar cuando sea necesario; humildad para reconocer mis debilidades y errores; me gustaría aprender de ti y que tú aprendieras de mí.
Si yo fuera papá … me gustaría vivir en tu corazón con hermosos recuerdos, grandes aprendizajes, sabiendo que contribuí a que fueras una persona de bien, feliz, enfrentando miedos y vicisitudes con la confianza de que todo pasa, que la vida es fluir dando lo mejor de sí …
Unos minutos en el imaginario o en los verdaderos recuerdos de lo vivido, quizá sea la oportunidad de realimentar el espíritu de la confianza, la gratitud y los afectos.
¡Cada día puede ser especial! Y, de cualquier forma, las personas y la sociedad, inventamos fechas singulares.
Hoy, es un tiempo particularmente especial, sirva entonces como un homenaje a aquellos padres que están presentes, que forman parte de la convivencia cotidiana, que dan reconocimiento, respeto, amor, respaldo, límites, confianza y se permiten ser vulnerables y mostrar sus emociones cuando un hijo o hija vive una experiencia significativa, cuando recibe de ellos muestras de amor y también vulnerabilidad.
¡Un aplauso y un gran abrazo a los que viven realmente su paternidad!
¡Hasta muy pronto!
Ana María Nájera
Compartiendo e impulsando transiciones
Muy bello.
Hermosas palabras inspiradas, con seguridad, de quien tuvo un padre así de grandioso.
Saludos.