Lo que sucede hoy en día, el riesgo de que un ser querido pueda caer enfermo, ha colocado un radar más visible a este grupo de la población y a nuestra convivencia intergeneracional.

Nunca, en los diversos medios de comunicación de todo tipo, en un solo día y por semanas, he escuchado tantas veces hablar de la atención que debe prestarse al adulto que rebase los 60 años. El momento que atraviesa el mundo ha llevado, por las condiciones propias del riesgo, a hacer más visible la atención pública a este grupo de la población. Y no quiere decir que no se hable de esta etapa de vida, solo que hoy es indiscutible el foco de interés que ocupa, y permítanme decir, que deberá seguir ocupando en nuestra sociedad.
Hace un par de días tuve oportunidad de leer el comentario de una persona respecto a una experiencia que tuvo en el supermercado. En síntesis, compartía que acababa de ir a recoger sus compras, las cuales había pedido telefónicamente para que recogerlas fuera rápido y su exposición fuera lo menor, había ido muy temprano, con todas las medidas recomendadas y que, para su sorpresa, había mucha gente de la “tercera edad” también en el comercio, sin ninguna protección, sin acatar las medidas y no solo poniéndose en riesgo sino poniendo en riesgo a los demás … y de allí, quien escribía el mensaje, se desataba en una serie de cuestionamientos, hasta llegar al “¿Qué no entienden y por qué tienen que ser tan tercos?”, dicho esto se derivaron una cascada de comentarios y lamentos …
Segundos después, en un mensaje distinto, apareció un video de un nieto conversando con su abuelo y ambos, francamente, en una emotiva conexión. Este video, por el contrario, había provocado en quienes lo veían toda una serie de expresiones enternecidas y hasta conmovidas, pues el niño expresaba con toda ternura que acabando esto del coronavirus ya podría ir a visitarlo a casa pero que seguían siendo “los mejores amigos”.
¿Qué significaría para ti ser testigo de estas circunstancias?, ¿qué expectativas te provocan las personas mayores?, ¿qué opinión tienes de las personas que han llegado a la edad de 60 años y más?, ¿cómo es tu historia en relación con tus abuelos o tus padres ya viejos?, ¿cómo conceptualizas la vejez?, ¿tienes familiares en esta etapa de vida y cómo es tu convivencia con ellos en este momento?, ¿cómo te sientes y cómo percibes que se sienten ellos?
Nuestras respuestas, de alguna forma, nos van dando oportunidad de identificar, o reafirmar, un punto de vista. Es innegable que lo que sucede hoy en día en cuanto a este aislamiento indispensable, este riesgo latente de que un ser querido vulnerable pueda caer enfermo, esta distancia forzada para la convivencia o manifestación afectiva física, me parece que ha colocado un radar más visible a este grupo de la población y a nuestra convivencia intergeneracional.
Con todo esto ¿cuál es tu postura ante la vejez propia y la de los demás? La vejez, desde diferentes culturas y épocas, tiene un significado y un valor distinto, particular. Con el paso del tiempo; en la prehistoria, en la Grecia antigua, la Edad Media, en la Edad Moderna y Contemporánea, en el oriente y en el occidente, se ha guardado una consideración muy diferente a las personas mayores, a sus viejos y ancianos.
Tener una postura, darle un significado e incluso identificar lo que provoca en uno mismo la palabra y la etapa de la vejez ¡es importante! pues nos lleva a la posibilidad de trabajar en construir desde lo que es nuestra interacción con las personas que conceptualizamos viejas o de “la tercera edad” hasta nuestro propio futuro en ese momento de vida.
Responder al cuestionamiento “¿Qué no entienden y por qué tienen que ser tan tercos?” tendría muchas posibilidades de respuesta; esas personas están solas … no les queda de otra … se sugirió que fueran en ese horario … a cierta edad hay comportamientos obstinados … ellos crecieron con otras ideas … es una forma de negación … etc. Y en realidad cada respuesta tendría un fondo de razón y no sería la única razón o explicación, pero lo que tiene que comenzar a resonar en muchos de nosotros es que cada día hay más personas de 60, 70, 80, 90 y tantos años y que un porcentaje muy alto de nuestra sociedad está llegando a esa etapa, y ¿cómo llegan?, ¿preparados y con una serie de ideas preconcebidas favorables o llenas de mitos y prejuicios limitantes?
Hoy, suele decirse que estamos en “x” piso según la década en la que llega un cumpleaños, así que a los treinta corresponde el tercer piso, a los cuarenta el cuarto piso y sucesivamente. Tú ¿en qué “piso” estás y qué opinas de los que ya llegaron varios pisos más adelante?, ¿cómo te quisieras ver estando en los siguientes “pisos”? Si bien se dice que en la actualidad vivimos en la inmediatez y no nos gusta hacer planes a largo plazo, el tiempo muestra que en la medida en que hay un nivel de planeación y preparación para el futuro, se enfrentan mejor los escenarios.
Viktor Frankl, dijo que “la vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino solo por falta de significado y propósito”. Y lo que debemos tener presente es que ninguna sociedad inteligente, tolerante e incluyente, debe rechazar el potencial que el ser humano ha desarrollado a través de la experiencia y que, si la vida se alarga cada vez más, el propio individuo también debe asumir una postura para encarar un proceso natural como lo es el envejecer.
¡Hasta muy pronto!
Ana María Nájera
Compartiendo e impulsando transiciones
Estoy muy de acuerdo en la planeación de nuestras actividades, en continuar teniendo sueños, poniéndonos metas, iniciando proyectos, etc. Todo, en base a nuestras posibilidades. El piso en el que estemos siempre será más grato si mantenemos una buena actitud y nos rodeamos de lo que amemos.