LA INCERTIDUMBRE ME ACORRALÓ
- Ana María Nájera
- 13 may 2020
- 4 Min. de lectura
Seguramente en el pasado se tuvo una vida más previsible y predecible, hoy es distinto. Aprender a gestionar la incertidumbre es vital para el equilibrio emocional y éxito personal.

Todavía no sé si … Y ahora que pase, será que … Aún no me dicen sí o no … Es que tal vez … Son el inicio de expresiones de duda, de un entorno incierto, porque sucede que esa tendencia a querer resolver lo que no ha pasado, forma parte de un comportamiento cotidiano. Pareciera que esto significa poner la sensación de felicidad, plenitud o realización, en manos del futuro que tal vez no llegue, que no sea como lo esperabas y peor si se fincaron condiciones con expectativas muy altas.
Hace muchísimos años, cuando escuché por primera vez la expresión “las expectativas son la madre de la frustración” inició mi comprensión del valor del aquí y del ahora. En nuestros distintos ámbitos nos gusta tener seguridad, certeza, sin embargo, hoy en día es necesario aprender a vivir con la posibilidad de cambios constantes.
La indefinición, la incertidumbre, el agobio ante lo desconocido, la ansiedad por el futuro es uno de los estados emocionales que más desgasta a una persona y más le aleja de disfrutar del presente, de lo que sí tiene o sabe. Querer conocer y tener certeza es natural, sin embargo, resulta innegable que tener el control de “todo” es prácticamente imposible. La incertidumbre forma parte de nuestra cotidianidad y ser paciente con uno mismo y con las circunstancias, es un aprendizaje fundamental para enfrentar el entorno cambiante.
Hay situaciones que están dentro de lo que uno mismo puede manejar, sin embargo, hay otras que dependen totalmente de un ambiente externo, fuera de nuestro dominio o determinación. Vale mucho la pena que te preguntes, por ejemplo;
De esto que sucede o podría suceder ¿qué sí y que no depende de mí?
Lo que depende de mí ¿con qué recursos cuento y cuáles me hacen falta para responder en la medida de lo que quiero o necesito?
¿Cuál supongo que sería el peor escenario?, esa circunstancia ¿la puedo manejar y con qué cuento para manejarla?
¿Cuáles serían mis primeras acciones para prepararme?
¿Qué pasaría si no consigo lo que deseo?
Y querer lograr tus propósitos es muy valioso ¡con una actitud favorable!, con disposición y ánimo, con el permiso de merecer y disfrutar los intentos ¡no morir en ellos! O con tal grado de frustración y enfado que solo pienses que te mereces calificativos severos, de castigo. Es justo aquí donde es muy importante esta reflexión personal, para ti y contigo. Todas las preguntas que planteo en este artículo tienen ese propósito, que reflexiones al respecto.
Ante el nuevo escenario que ahora nos rodea, hay poca certeza respecto a decenas de situaciones y sí es una gran oportunidad para “resetear”, si me permiten la expresión, un sistema de creencias o algunos comportamientos más liberadores y flexibles. Vale la pena comenzar por preguntarnos:
¿Dónde y cómo aprendí a exigirme tanto y a esperar que las cosas sucedan de cierta manera?
¿Cuánto me programo para cumplir lo que los otros esperan de mí y ser y hacer el “traje a la medida” que suponen?
¡Cuánta energía perdida, cuanto desgaste acumulado! Y cuando llenamos una larga lista de lo que “ya debería” haber realizado, cumplido, etc., más lejana parece la posibilidad de llegar a la meta y en mayor medida crece la frustración. Tener expectativas para plantearse un mejor futuro, porque se anhela un bienestar consciente me parece válido, lo que es muy importante considerar es si ese futuro es alcanzable, retador y estimulante y propuesto desde una elección personal, un deseo genuino que nace desde tu interior o porque “debes cumplir” el sueño y las ambiciones de alguien más.
Todo lo que te detiene y frena vale la pena revisarlo, mirarlo desde diferentes perspectivas. Primeramente, ¿tienes tu propia definición de logro, de éxito, de felicidad?, tus metas y deseos ¿son realistas, alcanzables en los plazos propuestos? Con las condiciones que hoy imperan ¿siguen siendo objetivas tus metas?, ¿valdría la pena poner un paréntesis y darte una pausa o propiciar otras condiciones?, ¿qué significa para ti esperar, cambiar la forma o el tiempo de alcanzar tus deseos?
Dar espacio a la revisión de lo que se quiere es muy importante, porque hay una gran diferencia en desear algo por convicción a tener que obtener lo que los demás esperan de uno.
Sentir frustración puede llevar a reacciones o sensaciones de angustia, rabia, impotencia, cansancio, falta de energía, baja autoestima, etc. Bien vale la pena identificarlo y ponerle nombre y apellido a lo que se siente. Es importante reconocer que el sentimiento de frustración no solo se debe a lo no logrado, también puede estar relacionado con que el nivel de “perfección” que planteaste está lejos de cumplirse, o con lo que tu nivel de “autoexigencia” e “inmediatez” te impone. Entonces, pregúntate;
¿Estoy haciendo de la frustración un círculo vicioso para hundirme en pensamientos y sensaciones de desolación?
Quiero compartir una convicción, desde mi perspectiva, muy significativa; la frustración puede ser una gran maestra. Me atrevo a mencionar algunas de sus enseñanzas, por ejemplo:
Las cosas y las situaciones llevan su ritmo y su tiempo.
Tener metas es valioso y reconocer que hay aprendizajes en el camino de alcanzarlas fortalece.
Acompañar los trayectos con dosis de filosofía, reflexividad y entendimiento, enriquece el espíritu.
Disfrutar, mientras se persigue un sueño, es de las mejores formas de vivir el aquí y el ahora.
Particularmente, aprender que todo lleva un ritmo y un tiempo y que no transcurre velozmente o se da como arte de magia, ha sido parte de las lecciones que la frustración deja en esta maestría que es vivir. Y tú, ¿qué has aprendido de la frustración?, ¿qué te gustaría aprender?
¡Hasta muy pronto!
Ana María Nájera
Compartiendo e impulsando transiciones
Coincido en que esta situación me ha generado una incertidumbre que me ha sacudido, los meses anteriores fue una sacudida tremenda pero afortunadamente empiezo a reinventarme y ya obtuve mejores resultados este mes. Es un cambio tremendo en la forma de relacionarnos y de hacer negocios, reflexionar ordenadamente, por ejemplo con los cuestionamientos que aquí se plantean, ayuda a entender más rápido mi postura ante la nueva situación. Gracias
Ideas muy interesantes