top of page
  • Foto del escritorAna María Nájera

¿RECUERDAS DAR LO MEJOR DE TI?

La vida está llena de pequeños detalles; un saludo, una sonrisa, una frase cálida, de esas que abrazan el alma por sencillas y dichas desde un corazón sincero. Cuando alguien manifiesta una valiosa actitud de gentileza, nos mira a los ojos y sonríe, puede ser tan grande el impacto que el día se torna más alegre, más luminoso. Hoy ¿podrías preguntarte qué es lo mejor que das de ti? ¿cómo te dispones a atender o tratar a quienes interactúan contigo?

Si caemos en cuenta cómo nos ha hecho sentir alguien con sus atenciones al conversar, al escucharnos, al acompañarnos de manera sincera, genuina, y esto nos provoca reflexión y hasta con el recuerdo hay una especie de sensación gratificante, esa persona se ha colocado como un referente significativo en nuestra vida y de manera positiva.


Ahora, imagina que tú tienes la capacidad de hacer lo mismo ¡que incluso lo has hecho! y que desde lo más sincero de ti has tocado el corazón de un amigo o de una amiga, de un ser querido, con lo que has dicho, con tus palabras o detalles ¿cómo te sientes con ese recuerdo, con esa experiencia? Y ¿qué pasaría si pudieras, con más frecuencia, dar lo mejor de ti a las personas que te importan?


Pienso que haríamos mejores días en nuestra convivencia con los demás y con nosotros mismos. Dar lo mejor que somos y hacemos es una elección, y es algo que podemos aprender rescatando lo que es esencial; nuestro valor humano. No solo se trata de saber hacer las cosas, también de querer hacerlas.


Leí dos frases de Jorge Bucay que me llevan a pensar en esta maravillosa posibilidad. La primera de ellas dice “Soy el responsable de mis decisiones, por lo que soy responsable de estar o moverme, tomar una decisión o hacer silencio, insistir o desistir, correr riesgos y buscar ese mundo que necesito”. Y el mundo que necesito es uno de mayor gentileza y generosidad y no quiero esperar a que lo construyan otros ¡tengo que empezar yo!


A veces, condicionar nuestro cambio a lo que hagan los demás, frena nuestra evolución y libertad.


La otra frase, también de este autor, que me confirma que soy responsable de mi voluntad de dar, es esta: “Si yo consiguiera continuamente ser fiel a mí mismo, fiel de verdad, cuánto más amable, cordial, generoso y gentil sería”. El entusiasmo se contagia y el desánimo también. Por tanto, construir e inspirar el entorno que deseamos, inicia por nosotros mismos.


Bien vale la pena comenzar a recordar y dar significado a nuestro valor como persona y a nuestros propósitos.


¡Hasta muy pronto!

Ana María Nájera

Resignificar tu valor como persona

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page